Robertino Loretti
THE SINGING BAKER BOY
Robertino was born on the 22 of October 1947 in Rome, by Cinecitta' Studios, to a large family of eight kids which had to struggle to make ends meet. His real name is Roberto Loreti.
When he was attending fifth grade, his father became ill; to help his family out, he found work as a baker's assistant and, during his delivery rounds among Trastervere's restaurants in Rome, he sung tunes out of traditional folk songs. He wasn't even 11 yet. His fresh and passionate voice used to strike all the listeners. During a wedding, at which he was present as the baker's delivery boy, he was invited to sing by an acquaintance of his: it was immediate success, a pleasant surprise for all the guests, who listened to him bewitched.
From that day on all the traditional restaurants in Rome started fighting over his performances. Robertino was very happy, because he could now be of even more help to his mother. He soon became famous in his area and then in the whole city of Rome. He took part in the shooting of various films, among which "Il Ritorno di Don Camillo" with Fernandel and G. Cervi, and "Eroi di Sabbia" with Jeff Cameron and Richard Harris.
As lead singer in his choir, he participated in the staging of "Murder in the Cathedral" by Eliot, put into music by Ildebrando Pizzetti and performed in the Opera Theatre , Vatican City, in front of the late "Papa della Bonta" John XXIII.
The Pope was so touched by Robertino that he wanted to meet him in person.
In that period, Robertino was singing in the Cafe Grand Italia, attended mostly by foreigners and famous people. It was on one of these occasions that he met the great Neapolitan actor Toto' and the Danish TV director Volmer Sørensen.
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Little did anybody know, that he was going to be a living legend... in the USSR of all places - as the biggest singer ever for almost 3 decades!
It all started one late evening in 1960, when he was 13 years old... Or 12 - it seems like he at the time lied himself one year older!
The Danish TV presenter and producer, Volmer Sørensen, on holiday in Rome with his wife, singer Grethe Sønck, heard an angelic voice from far away singing “O Sole Mio” and although tired from walking all day, they followed the sound - and there “Robertino” was, singing in an outdoor cafe and looking as charming as he sang.
Sørensen suddenly wasn’t tired anymore and asked the boy to take him to his parents - and only weeks later Robertino was singing in Sørensen’s TV-show, “TV I Tivoli” in Copenhagen.
Robertino, escorted by his father, went to Denmark.
He was an overnight success! Although he was a liiiiittle bit unhappy with, that Sørensen had put him into SHORT PANTS - and he, 13 years old and Italian and everything, felt ready to try to seduce Grethe Sønck!!!
Robertino recorded at least one album in Copenhagen with Otto Francker as musical director.
Francker new, what he had in his hands - so he pressed Robertino to his limit. If he had any! Robertino at the time told me: “Otto and I are VERY good friends. Before we go into the recording studio - and when we come out!” In the studio it might have been pretty hard work for a boy that age - BUT IT WAS WORTH IT! Without those Copenhagen recordings, there would not have been any (famous) Robertino today!
He was also awarded a prize only assigned to Beniamino Gigli before.
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Es el mito del ídolo caído. En 1956, con 9 años, triunfó con El pequeño ruiseñor. Su carrera se hundió a finales de los sesenta. De vuelta a España, tras ser mercenario en Angola, se mezcló en asuntos de drogas y prostitución. Las últimas noticias lo sitúan abrazando una religión evangélica y planea llevar su vida al cine.
Dicen que era el nieto ideal de todas las abuelas, el hijo que toda mujer quería tener y el amiguito con el que los niños de prácticamente todo el mundo crecieron, desde mediados de los 50 hasta la década de los 70, gracias a los continuos re-estrenos en la pantalla grande y las emisiones y re-emisiones televisivas.
Era un muchacho menudo, más pequeño de lo que correspondía por su edad, con una voz de ruiseñor y una facilidad para la interpretación que le convirtió en el primer niño prodigio de éxito masivo.
Si los estadounidenses tuvieron a Shirley Temple, los hispanos tuvimos a Joselito.
José Jiménez Fernández, Joselito, nació el 11 de Febrero de 1943 en Beas del Segura, en la provincia española de Jaen. Desde temprana edad demostró sus extraordinarios dotes de cantante que le valieron el apodo de “El Ruiseñor” y pronto comenzó a actuar en público tanto en teatros como en radio.
En una de esas actuaciones le vio Luis Mariano, un popularísimo cantante hispano-francés, conocido como el ”rey de la opereta”.
Una estrella tanto en los escenarios franceses como españoles, que en una de sus actuaciones en España, quedó tan impresionado con “el niño” que se le llevó con él a París.
Allí, tanto con Luis Mariano como en actuaciones en solitario, Joselito se convierte en una figura popular en Francia actuando en teatros y radio, no demasiado en televisión.
Aunque ahora resulta difícil imaginar recordemos que la televisión estaba comenzando a mediados de los cincuenta y su presencia era mínima en los hogares.
En 1956 Joselito realiza su debut cinematográfico protagonizando una película en blanco y negro y de presupuesto modesto: “El pequeño ruiseñor”. El film se convierte en un éxito comercial en el mundo hispano a ambos lados del Océano Atlántico, pero también en mercados como el francés, el italiano, el ruso, el árabe...
El triunfo propició una serie de films de similar factura: drama familiar con niño cantante que acaba felizmente. Eran unas historias difíciles de imaginar por los niños y jóvenes de hoy habituados a las películas actuales.
En aquellos años de Joselito, los protagonistas de las películas eran habitualmente seres amorosos.
Estaban guiados por la buena fe y el altruismo, defendían la familia y la amistad, y ayudaban a todos enfrentándose al único malo de la historia que era ¡clarísimamente el malo! y que, por lo tanto, en ese cine con moraleja ¡siempre era vencido!. Bien porque perdía o porque era redimido “por los buenos”, “el malo” ejercía un papel fundamental y tranquilizante.
Si alguien tenía que morir, moría “el malo” y “los buenos”, como en los cuentos, vivían felices y comían perdices.
En los cines donde aún no se habían incorporado las palomitas de maíz ni la coca-cola, los niños acudían con la merienda y el agua de su casa, y aplaudían a rabiar las acciones de los protagonistas. Silbaban a los malos, lloraban y reían con las peripecias de los personajes y vivían en suma con una intensidad, difícil de imaginar por los niños y jóvenes de hoy, lo que en la pantalla grande pasaba.
Al enorme éxito de su primera película siguieron múltiples encargos. Así en 1957 protagoniza “Saeta del Ruiseñor”. En 1958 hace dos “El Ruiseñor de las cumbres” y “Escucha mi canción”. 1959 “El pequeño coronel”. En 1960 protagoniza tres largometrajes. En México: “Aventuras de Joselito en América” y “Aventuras de Joselito y Pulgarcito”. En España “Los dos golfillos”. En 1961 “El caballo blanco” y “Bello recuerdo”. En 1963 rueda varias coproducciones europeas “El Secreto de Tommy/Le secret de Joselito” y Loca juventud/Questa pazza, pazza, pazza gioventu”.
Cumpliendo el cruel destino de la mayoría de los niños prodigios, la adolescencia y la madurez no le sentó bien a Joselito. El público quería seguir viendo al pequeño ruiseñor pero de él sólo quedaba su extraordinaria voz, en un cuerpo de adulto, aunque no había crecido mucho desde la infancia.
Así es que Joselito, perdido el favor del público comenzó a buscar rumbo para su vida. Una vida que se convirtió en una aventura real más fantástica que las historias que protagonizó de niño.
Tras una década de silencio, allá por los años 80 se supo que Joselito era cazador en Africa. Estaba contratado para abastecer a diversos grupos de soldados mercenarios que alquilaban sus fusiles al mejor postor en cualquiera de las mil guerras regionales que continúan devastando el continente.
Joselito, por su parte, alquilaba su fusil para cazar los animales con que se alimentaban los mercenarios y los ejercitos.
Pasado ese periodo de su vida, Joselito regresó a España e intentó su vuelta a los escenarios. Pero el tipo de cantante que primaba en esa época no tenía nada que ver con él. Se buscaba más la imagen que la voz, y ni su cara, ni su altura, cumplían los requisitos.
Tras el fracaso de su vuelta cuando apenas se habían apagado los comentarios, Joselito volvía a ocupar la primera página de los periódicos bien en contra de su voluntad. La policía le detenía acusado de tráfico y consumo de drogas.
Hoy parece llevar una vida feliz con su esposa Mari Fe y sus dos hijas, y ha publicado sus memorias con el título “La jaula del ruiseñor” donde cuenta la cantidad de años que se puede estar en una cárcel sin estar preso.
Marisol
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(9)- 2004 -
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